- No te presta la atención que mereces.
- No establece objetivos terapéuticos acorde a tus preferencias.
- No tiene en cuenta tus opiniones en los abordajes terapéuticos.
- No te explica el desarrollo de las sesiones.
- No sientes que haya una buena relación terapéutica.
- No ves mejoría y no te valora de nuevo para ver qué está ocurriendo.
- No te sientes a gusto o cómodo en las sesiones.
Siempre digo que acudir a un profesional sanitario es de «valientes» porque, por fin, te has escuchado y recurres a los mismos porque puede ser que necesites desde una opinión o consejo, hasta de algún tratamiento más específico para abordar tu situación. Sea cual sea tu caso, en la mayoría de las ocasiones, vas a estar en buenísimas manos y alcanzarás los objetivos propuestos porque formarás parte, en todo momento, del proceso terapéutico.
Si bien ésto es lo más común, desgraciadamente hay situaciones que no lo propician. Si sientes que no se te escucha y no se te tiene en cuenta. Si te sientes juzgado o sientes alguna falta de respeto durante las sesiones. O bien, sientes que el tratamiento no te está funcionando o no es acorde a tus necesidades, pide otra opinión y acude a otro profesional sanitario.
Recupérate siempre en un entorno agradable, cómodo y donde haya una buena relación terapéutica. Es lo que te mereces.